lunes, 15 de noviembre de 2010

Stanislaw Lem: Información y conocimiento



Hace ya mucho tiempo, cuando conecté a mi línea telefónica un módem de 36Kbps y se abrió ante mí un mundo nuevo llamado Internet, empecé a advertir que, uno de los problemas a los que tenía que enfrentarme era cómo discriminar y estructurar tal cantidad de información. 

Altavista, Yahoo, Google, BingA9, Google Blogs y  tantos otras herramientas nos han estado ayudando a solventar dichos problemas, sin embargo,  seguimos sosteniendo que Internet es una fuente, tanto de información como de desinformación, ya que, dentro del ingente volumen de contenidos, que dificulta el adecuado filtro selectivo de los mismos, puede haber tanto datos verídicos como. Aunque hay más factores que determinan las diferencias entre información y conocimiento, es evidente que, no puede haber conocimiento con una información deficiente (cuantitativa y cualitativamente).

No he podido evitar relacionar el Capítulo I (Introducción) de la asignatura “Sociedad del Conocimiento, Tecnología y Educación”, con un capítulo de “Ciberíada”, de Stanislaw Lem,  que leí hace tiempo, en el cual, a través de la  fábula Expedición Sexta: o como Trurl y Clapaucio crearon a un demonio de segunda especie, para vencer al pirata Morron, muestra lo perjudicial que puede llegar a ser la información, incluso la verídica, si no se controla el volumen de la misma. Es curioso que el libro fuese publicado en el año ¡1965!.

Aunque el género de ciencia ficción no esté entre vuestras preferencias y sin menospreciar a su obra más conocida, “Solaris”, os recomiendo su lectura, ya que la personalidad y agudeza de Lem trasciende sobre dicha temática  y  descubriréis que, en realidad se trata de una crítica a la sociedad con tintes satíricos y filosóficos.

Incluyo a continuación las primeras líneas de “Ciberíada”, Expedición Primera, o la trampa de Garganciano; que ,en su momento,  alguien me hizo llegar para empujarme a su lectura. Espero que suceda lo mismo con vosotros, os animéis y disfrutéis lo mismo que yo:

"Cuando el Cosmos no estaba tan desajustado como hoy día y todas las estrellas guardaban un buen orden, de modo que era fácil contarlas de izquierda a derecha o de arriba abajo, reunidas además en un grupo aparte las de mayor tamaño y más azules, y las pequeñas y amarillentas, como cuerpos de segunda categoría, metidas por los rincones; cuando en el espacio no se vislumbraba ni rastro de polvo, suciedad y basura de las nebulosas, en aquellos viejos tiempos, tan buenos, existía la costumbre de que los constructores con Diploma de Omnipotencia Perpetua con nota sobresaliente fueran de vez en cuando de viaje para llevar a pueblos remotos ayuda y buenos consejos. Ocurrió, pues, que de acuerdo con esa tradición se pusieron en camino Trurl y Clapaucio, a quienes crear y apagar las estrellas no les costaba más que a ti cascar las nueces."